Martes
1 diciembre
1998 - Nº 942

SOCIEDAD
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Fernando Savater dice que educar es fomentar el uso de la razón

S. P.DE P, Madrid
La razón es lo que tienen los seres humanos en común, dice Fernando Savater, y la educación humanista "consiste ante todo en fomentar e ilustrar el uso de la razón, esa capacidad que observa, abstrae, deduce, argumenta y concluye lógicamente". Savater ha sido profesor de filosofía, ética y sociología en distintas universidades y pronunciará hoy en Madrid la conferencia Potenciar la razón, que cierra el ciclo sobre La educación que queremos, organizado por el Grupo Santillana.

Savater recuerda las palabras del filósofo John Passmore en las que, citando al psicólogo Jerôme S. Bruner, dice que la enseñanza debe lograr hacer que los alumnos "terminen por respetar los poderes de su propia mente y que confíen en ellos, que se amplíe ese respeto y esa confianza a su capacidad de pensar acerca de la condición humana, de la situación conflictiva del hombre y de la vida social". Según estos autores, la educación debe además proporcionar un conjunto de modelos funcionales que faciliten el análisis del mundo social en el que se vive y las condiciones en las cuales se encuentra el ser humano, crear un sentido del respeto por las capacidades y la humanidad del hombre como especie y dejar en el estudiante la idea de que la evolución humana es un proceso que no ha terminado.

Desafíos

En su último libro El valor de educar, Fernando Savater habla del artificio que supone el fabricarse como seres humanos, proceso en el cual la educación es la protagonista indiscutible. Para Savater, la aventura de la educación es una de las cuestiones esenciales: "Enfrentarse a sus desafíos es pensar sobre nuestra cultura, sobre el ser humano que queremos".

Para el filósofo, muchos de los antihumanistas que acusan a la educación moderna de ser "demasiado" racionalista quieren dar a entender que menosprecia la intuición, la imaginación o los sentimientos. Y se pregunta: "¿Acaso es exceso o más bien falta de racionalismo comprender tan mal la complejidad humana?, ¿no es más bien la razón la que concibe la importancia de lo intuitivo, la que aprovecha la fertilidad de la imaginación y la que cultiva -potenciándola social y personalmente unas veces, manipulándola artísticamente, otras- la vitalidad sentimental?

"La razón conoce y reconoce sus límites, no su omnipotencia, distingue lo que podemos conocer justificadamente de lo que imaginamos y soñamos, es lo que tenemos en común y por lo tanto lo que podemos transmitirnos unos a otros; no pide limpieza de sangre, ni adecuación de sexo, ni nobleza social, sino la atención paciente de cualquier individuo", afirma el filósofo, cuya conferencia se celebrará a las 19,30 en la sede del Grupo Santillana en Madrid (Torrelaguna, 60).